The Beast That Lunges
The best thing about remembering is that it’s in your hands. You revolt against sleep and become a phantom in time, moving through rooms and visions as a wiry, feral child. You don’t need words to eat, to find shelter. You taste water in air and move to it with your thirst. You kneel over a lake at night. The outline of your face is a surprise. You breathe hard and lunge into recollection. You run backwards and laugh at your heelprints in the earth. Snakes slide back to their skins. Fires grow into trees. Pearls soften to sand. You unwrite the future for the happy beast you are becoming. Rain whispers quietly upward. The past begins to show. Clarity is dimness. Your hands as clouds, as fins, as roaming notes.
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La Bestia Que Abalanza
Lo mejor de la memoria es que está en tus manos. Te
rebelas contra el sueño y te conviertes en fantasma del tiempo, moviéndote a
través de piezas y visiones como un niño enjuto, salvaje. No necesitas palabras
para comer, para encontrar refugio. Saboreas el agua en el aire y acercándolo
con tu sed. Te arrodillas sobre un lago en la noche. El contorno de tu rostro
es una sorpresa. Respiras duro y arremetes contra el recuerdo. Corres hacia
atrás y te ríes de las impresiones de tu talón en la tierra. Las serpientes
vuelvan a sus pieles. Los incendios crecen en los árboles. Las perlas se
ablandan a la arena. Desescribes el futuro de la bestia felíz que serás. La
lluvia susurra en voz baja hacia arriba. El pasado comienza a mostrar. La
claridad es penumbra. Tus manos como nubes, como aletas, como las notas que
vagan.
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